En el marco de la conmoración del Día Internacional de la Educación, que se celebra cada 24 de enero, es necesario retomar la vinculación entre la Orientación y la Educación, para ellos resulta necesario volver la mirada al pasado y aprender de nuestra historia, ya que la Orientación como disciplina y profesión de ayuda, surgió en Costa Rica en el ámbito educativo en la década de los años cuarenta como respuesta a una serie de condiciones históricas, socioeconómicas, políticas y culturales, que hicieron emerger la necesidad de ofrecer a la población estudiantil, una atención especializada según sus necesidades en las áreas personal, educativa y vocacional. Así, desde sus inicios, la Orientación ha estado contextualizada a la Educación con el propósito de contribuir en el desarrollo y bienestar de las personas.
No obstante, la Orientación como ciencia, disciplina y profesión, ha pasado por un proceso de transformación para responder a las demandas del momento histórico social, que le ha permitido extender su alcance a otros contextos además del educativo. Es necesario subrayar que una característica permanente es que toda acción orientadora es siempre educativa, independientemente del ámbito laboral en que se desempeñe, ya que el aprendizaje es parte inherente del ser humano y la Orientación favorece procesos de ayuda individuales y grupales que permiten aprendizajes para la clarificación y construcción del sentido de vida.
De esta manera, se puede afirmar que en el momento histórico actual, nuevamente la Orientación al igual que la Educación, puede realizar importantes aportes en el bienestar individual y social, con la generación de procesos creativos que estimulen el autoconocimiento, la autonomía, la autoestima, la comprensión del contexto, el juicio crítico, la autorrealización y que se reflejan en conductas de superación con sentido ético, no solo para quienes conforman el ámbito educativo, sino para la sociedad en general.