Nos encontramos a las puertas del cierre del año 2022, en el cual hemos enfrentado muchos cambios sociales, políticos y personales, que nos han permitido retomar lo que antes conocíamos como “normalidad” y en muchas ocasiones ha sido llamada “nueva normalidad”, esto debido al período de pandemia que vivimos durante más de dos años, aunado a otras situaciones a nivel nacional e internacional, que han permeado nuestro quehacer orientador.
Durante este año hemos logrado solventar las necesidades y requerimientos en nuestros empleos, en medio de muchos cambios y la incertidumbre que trae el año 2023; surge entonces una gran pregunta: ¿Estamos preparados para lo que viene?
Ante esto, es necesario que las personas profesionales en Orientación realicen un análisis introspectivo sobre nuestro propio desarrollo profesional, tal como lo expresan Alvarado, Chavarría, Cordero, Frías y Montes (2021) en la propuesta de actualización del Programa de Desarrollo Profesional Continuo del Colegio de Profesionales en Orientación, el desarrollo profesional “se enfrenta y se asume de manera personal, por cuanto es resultado de constancia, respeto y disciplina”.
Esta perspectiva indica que para plantear futuros proyectos y programas de Orientación debemos analizar cuánto ha cambiado la sociedad y que requieren las personas orientadas de nosotros como profesionales.
Así lo menciona el Marco Nacional de Cualificaciones (2021) “Para enfrentar los desafíos actuales y para emprender un cambio significativo en la educación, y, por tanto, en la Orientación, se requiere una transformación pedagógica, que promueva procesos dinámicos, novedosos, creativos, centrados en la construcción y acceso al conocimiento, al análisis y al debate.”
Como resultado, es tiempo de olvidarnos de la antigua normalidad y darle la bienvenida a una nueva normalidad, basada en los desafíos actuales y no en los desafíos de antaño, entre estos, desarrollar procesos de Orientación con personas que tienen un alto uso de la tecnología, que pertenecen a una comunidad planetaria y que valoran elementos más allá de lo económico, tal como lo es el salario emocional, con este contexto es tiempo de enfocarnos y velar por convertirnos en la respuesta a lo que la sociedad en general y las personas orientadas requieren.
Lic. David Armando Chavarría Venegas
Coordinador Programa de Desarrollo Profesional Continuo