Querido o querida colega.
En este mundo tan cambiante, tan lleno de prisa, donde nos habíamos acostumbrado a una agenda ajustada, llámese académica, profesional, social, personal, espiritual, familiar y comunitaria, tuvimos que “frenar”. Detenernos a raíz de la situación de salud que pasa el país y el mundo entero. ¿Será que es un duelo que se sale de mi control? ¿Una situación, que me está desordenando la vida? O de una forma más positiva, ¿debo ser flexible, adaptarme al ambiente, restructurarme, reiniciar o reencontrarme conmigo mismo o misma y mis metas, con mi familia y mi contexto cercano?.
¡Colega!, ¿Esto no le suena conocido? ¿Cómo si desde nuestra disciplina profesional conversáramos acerca del proyecto de Vida, de la adaptabilidad, de características propias de la persona orientadora?
¡Claro! Además, empáticamente nos preocupa y hasta estresa el otro, el ser humano con rostro y hasta nombre, y es que vivimos en un sistema planetario y global que, para nadie es un secreto, está conectado no sólo por redes sociales, tecnología y economía sino también desde la interculturalidad, interrelacionalidad del yo particular dentro de un contexto hasta el yo global.
Como lo indican Bernler y Johnson (1997) “la relación entre las entidades y el sistema no constituye una suma [ya que] una totalidad es más que la suma de las partes”, lo que afirma que es un sistema dinámico donde reina el movimiento. Es una organización marcada por la dependencia recíproca lo que implica que la influencia que se ejerce sobre una entidad o la relación de una entidad [influye en otros y en todos sus contextos] (página 58).
De ahí que lo que yo haga, diga, fomente, construya o no se propagará directa o indirectamente a las personas cercanas y así sucesivamente, ¿O me podría decir que no le ha calado lo que se ve en televisión, se oye o se ve en medios y que se ha transmitido con un sentimiento o un fin?.
“La comprensión global es algo más que lo que se puede obtener de la comprensión de las partes y su interacción (…) la visión sistémica por un lado debe comprender la totalidad a partir de las partes y las partes a partir de la totalidad” (Bernler y Johnson, 1997, p. 59).
Hoy, usted y yo, en este momento peculiar, estamos llamados a dejar una huella no solo como persona sino como profesional; por eso le propongo, que así como hemos escuchado en muchos medios “esto pasará”, “quédate en casa”, “sí se puede”, “volvamos a casa”, y muchos más, demostrémonos que “en momentos de crisis, la creatividad aflora”.
En tiempos de crisis hay que actuar con creatividad, aprender de los momentos complejos que nos lleva a crecer, a analizar, a encontrarme conmigo mismo o misma, a valorar, a perfilar mi proyecto de vida, a tomar decisiones y evaluar qué hago y qué querré hacer, qué puedo mejorar y qué debo sanar o perdonar… Quizás no era el espacio, el tiempo o con la situación esperada o pensada, pero llegó en una época donde la virtualidad, redes sociales, tecnología y ciencia están muy avanzadas. Seamos personas productivas aprovechando el tiempo. ¿Cuántas veces no hemos dicho si tuviera tiempo haría, vería, dormiría, leería… si las cosas fueran como antes (tal época)? …
Así que te invito a que compartamos con nuestros seres queridos y colegas, ¿qué tan creativos e innovadores estamos haciendo por nosotros mismos o mismas, con tu familia, por o con la población con la que trabajas?
¡Ánimo!, en tiempo de crisis, la creatividad aflora…
MSC. Lizzy Alpízar Jiménez
CPO 1137
Referencia Bibliográfica: Bernler, G. y Johnsson, L. (1997) Teoría para el Trabajo Psicosocial. Argentina: Eppal y Espacio Editorial
Licenciada en Ciencias de la educación con énfasis en Orientación Educativa de la UNA, Master en Psicopedagogía de la Universidad de La Salle, Especialista en Intervención Psicosocial y Adicciones de la FUNLAM y Egresada de la Maestría en Orientación Familiar de la UCR, Costa Rica. Orientadora en Liceo de San Diego y profesora Universitaria de la Carrera de Orientación, Correo electrónico: lalpizar100@gmail.com