M. Sc Ana Luisa Guzmán Hernández, Orientadora
Como es conocido, en la actualidad se discute ampliamente en espacios educativos formales de todo el mundo, acerca de las nuevas modalidades y estrategias de mediación pedagógica que se están incorporando en los programas educativos, especialmente en enseñanza primaria y secundaria. Aunque la organización de la educación formal en América Latina nos ha brindado un camino estructurado estableciendo, casi como insustituible, la enseñanza presencial en el estudiantado, ello ha variado drásticamente después de lo que ha experimentado la humanidad durante la Pandemia de Covid-19.
Ésta ha representado un cambio en el quehacer docente, el aspecto más positivo ha sido la incorporación de las tecnologías en a la práctica docente, no solo por un mayor uso de éstas para la enseñar, sino también por su incidencia en los procesos de aprendizaje y en el rendimiento académico del estudiantado.
Según lo que indica la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTN), en Colombia, la pandemia en general afectó los aprendizajes de los estudiantes, principalmente en educación inicial, básica primaria y la secundaria lo cual ha representado un reto para que las personas docentes, diseñen estrategias de enseñanza y evaluación, que afiancen los aprendizajes y mejoren los resultados de los estudiantes en las evaluaciones internas y externas. (UTN, 2022).
Ciertamente el ser humano se adapta de manera relativamente rápida a los cambios obligados por situaciones extremas o particulares, lo que constituye una ventaja para incorporar casi que, de manera natural, nuevas maneras de enseñar y de aprender, por ejemplo y la pandemia dejó muchas enseñanzas, sobre todo en la necesidad de flexibilizar las metodologías didácticas, y seguir incorporando las tecnologías a la educación.
No obstante, surge una interrogante urgente de responder y atender en cuanto a: ¿cuáles han sido algunas consecuencias de la educación virtual, especialmente de su afectación en términos de las relaciones e interacciones interpersonales, habilidades socioemocionales, comunicación, vínculo de sentido y trascendencia entre alumnos el cual significa, en muchos casos, un espacio seguro para la persona estudiante, un lugar de refugio en el cual no es maltratada, abusada o por un espacio de tiempo, no debe soportar un contexto violento, de adicciones e inclusive de carencias extremas.
Para dar respuesta a esas interrogantes, en este momento me permito integrar un elemento fundamental denominado “Rehumanización de la educación desde la Logoterapia y la Orientación Educativa como disciplina”, ello como camino hacia el fortalecimiento del vínculo de sentido, trascendencia y la incorporación de los valores creativos, actitudinales y experienciales de la Logoterapia en la comunidad educativa, particularmente, en espacios de enseñanza y aprendizaje virtuales.
En el caso de la Orientación Educativa como disciplina científica y considerando su base epistemológica, metodológica, ontológica e instrumentalización, ésta promueve en su accionar, que el proceso educativo de enseñanza y aprendizaje esté centrado en la persona, en lo humano del ser mediante la manifestación valores creativos, de experiencia y de actitud.
Además, como la expresión cotidiana de la autotrascendencia, entendida ésta desde el enfoque teórico de la Logoterapia, y para el caso de las personas profesionales de Orientación, como la labor diaria que realizan al brindar su conocimiento, esencia personal e integral y al interactuar de manera intencional con otro ser humano, saliendo de sí y siendo con el mundo y con los otros desde su naturaleza ontológica[1], ello constituye una oportunidad de sentido al salir fuera de sí para integrarse a un proyecto que le va a aportar algo positivo a otro ser humano.
Al considerar la definición de trascendencia anteriormente mencionada en su esencia, la Disciplina de Orientación contiene el elemento humanizador que identifica su quehacer diario y es precisamente, colocar a la persona en primer lugar en los procesos educativos, afectivos, vitales, haciendo brotar lo humano del ser, poniendo énfasis al desarrollo integral de las personas, potenciando en ellas nuevas formas de pensar, de ser en y con el mundo, respondiendo a éste desde los recursos noológicos-espirituales que posee, como la libertad, la responsabilidad, su capacidad de elegir y su deseo de trascender y dejar huellas de sentido en la vida de otros seres humanos.
Lo anterior amplia el campo de acción y de aplicación de la Orientación Educativa, no solo porque se considere, que la logoterapia apoya la tarea orientadora, sino porque, se muestra su relevancia y utilidad en los procesos y ámbitos de acción de la Orientación, cuyo objeto de estudio son los procesos de autoconocimiento, conocimiento del medio, proyecto de vida, sentido de vida, toma de decisiones. Constituyendo éste un espacio de confluencia interdisciplinar amplio.
A continuación, se presenta una definición de la Orientación de la Universidad Católica de Costa Rica que reafirma el carácter humanizador de la orientación.
“La Orientación es un proceso de ayuda continua, a todas las personas, en todos sus aspectos, a lo largo del ciclo vital, que tiene una finalidad de prevención y desarrollo, mediante programas de intervención educativa, personal, laboral y social (Álvarez, 2002). La persona profesional en Orientación además de ser agente de cambio debe comunicar aceptación positiva e incondicional, comprensión empática, sinceridad y autenticidad.” (U. Católica, 2022, pág. 4)[1]
La disciplina de Orientación Educativa constituye un apoyo fundamental de gestión del conocimiento e instrumentalización de nuevas herramientas para la interacción pedagógica en ámbitos educativos, tanto virtuales como presenciales, colocando a la persona en el centro, como única, capaz, responsable y libre de asumir su propio proceso de enseñanza y aprendizaje en el proceso educativo, desde el propio análisis, reflexión, creatividad, autocrítica.
El maestro Viktor Frankl presentó y desarrolló la Logoterapia en primera instancia desde un posicionamiento epistemológico, metodológico y ontológico, lo que le permitió que, a partir de la rigurosa evidencia presentada, la Logoterapia fuese reconocida en el mundo científico como la tercera[1] escuela vienesa de psicología, consolidándola como una teoría comprobada. Posteriormente, con especial sencillez y claridad compartió sus enseñanzas en distintos espacios académicos, científicos y comunitarios, en los cuales tuvo la oportunidad de ser y aportar al mundo desde su propia vivencia de resignificación personal y sentido de vida.
Su manera humilde, sencilla y colmada de comprensión, empatía, y solidaridad hacia la persona, hicieron posible que tanto su conocimiento como su capacidad de trascendencia sean hoy un legado humanizador que se comparte, se vive y se multiplica todos los días.
La fundamentación epistemológica de la Logoterapia es atiente a la Disciplina de Orientación, específicamente en cuanto al sujeto y objeto de estudio de ésta. Se entiende a la persona en primera instancia, como capaz de afrontar su contexto y potenciar sus capacidades, habilidades, para promover su desarrollo integral, manifestando lo humano del ser a través de la dimensión noológica de la persona, contraponiéndose a la dimensión física y a la dimensión psicológica que le afectan de distintas maneras.
En el caso de la virtualidad y desde la Logoterapia la educación debe ser un proceso humanizador que integre a la persona, una herramienta de libertad que forma la conciencia crítica y auto responsable; que permita lograr la propia identidad y realización de la persona, prepararla para transformar el mundo en que vive, proyectarse hacia la comunidad y hacia el futuro y, por el contrario.
Los espacios virtuales no deben promover la anulación, invisibilización o despersonalización del ser humano: no responde, no participa, no actúa, no toma decisiones, delega su responsabilidad de aprender, ser y hacer en otras personas, entre muchas conductas negativas, que siempre se han presentado, pero que indudablemente se han potenciado en la educación virtual.
Al respecto de lo anteriormente expuesto, Rubí (2022, manifiesta:“El ser humano es el único viviente que tiene la vida como una tarea por realizar, por construir, por hacer, toda sociedad y toda historia tienen sentido en la búsqueda de la plenitud de la persona como meta o ideal desde una determinada concepción de la existencia y de la vida. Por ello se debe construir el horizonte que legitime todo proyecto educativo tanto individual como social, que indique el camino desde el que sea posible la promesa de realización creadora que es todo ser humano, “existe un trabajo aún más inexorable que el de ‘ganarse el pan’. Es el trabajo para ganarse el ser, a través de la vida, de la Historia” (Zambrano, 2007, pp. 123-124).
Solo se puede ver el ser cuando somos conscientes de ese ser el libertad y responsabilidad, en primera instancia, desde el ámbito personal, nadie debe vivir la vida de otra persona, cada una toma sus propias decisiones, siempre está eligiendo, no tomar decisiones o no hacer nada por o para ella, también es una elección.
Luego desde la obligación política y social, que tienen los estados de favorecer el desarrollo pleno de las personas y la promoción de la calidad de vida en todas sus dimensiones, esto también es humanizar los procesos educativos, ya no solo desde el ámbito formal, sino, además, la educación informal o la educación no formal, en la comunidad, en el hogar en otros ámbitos de interacción y aprendizaje de las personas.
Amilburu, indica que el ser humano debe aprender a ser lo que es, tiene que pensarse, encontrar el sentido de su vida, elegir medios y fines a los cuales dirigirse, para lo cual necesita de otras personas. (Almilburu, 2018). Los seres humanos nos necesitamos para educarnos, para ser con el otro en procesos de interacción y de aprendizaje permanente.
No podemos limitar la educación virtual, por ejemplo, a la utilización de la mediación pedagógica solamente para la mera adquisición de conocimiento, se deben propiciar estos espacios para la visivilización, primero, de la cosmovisión y fenomenología individual de lo que se está aprendiendo, cómo lo entiende y cómo lo describe o explica la persona, para luego hacer una construcción conjunta que promueva nuevo conocimiento.
Posteriormente, y desde la Logoterapia: ¿Cómo se hace un uso responsable del nuevo conocimiento?, al respecto, Bruzzoni (2006), menciona: La Logoterapia es, al fin y al cabo, una especie de «cura educativa» en sentido fenomenológico y existencial. Solo la persona misma puede decidir qué y cómo utilizar el conocimiento adquirido y de qué manera le sirve a su vida, recursos espirituales de la Logoterapia, como: libertad, responsabilidad, autoconciencia, voluntad de sentido, son fuente determinante y primara en la promoción de la rehumanización de la educación en todas sus modalidades.
A propósito de la reflexión anterior, Frankl, también menciona:
“La educación en la actualidad, ya no puede seguir sus lineamientos tradicionales, sino que debe promover la capacidad de tomar decisiones de manera independiente y auténtica. Una conciencia viva y vital es lo único que puede capacitar al hombre para resistir los efectos del vacío existencial, llamado, conformismo y totalitarismo” El sugiere que en una época en la que nos caracteriza una falta de sentido, la educación ha de poner el empeño no solo en proporcionar ciencia, sino también en “afinar la conciencia” de manera que la educación sea además una “educación a la responsabilidad”
Humanizar la educación es devolverle a la persona la libertad de elegir de manera responsable sobre su propio proceso de enseñanza, aprendizaje y desarrollo, plasmado en un proyecto de vida que conecta con lo valioso para ella y a partir de ello se consolida la voluntad de sentido, por supuesto considerando la etapa vital y momento histórico que esté experimentando la persona, vendrán otras fuentes de sentido de vida y voluntad de sentido, que a lo mejor no tendrán que ver con educación, por ejemplo, que es el tema central de esta reflexión, como muy bien lo menciona el maestro Frankl, el ser humano es dinámico, existencial.
Una conclusión importante de este trabajo es que independientemente de la modalidad de educación que la persona tenga a su disposición, hay al menos dos fuentes importantes de consolidación del aprendizaje, la primera es la capacidad y calidad de los recursos docentes o fuentes de conocimiento al que accede la persona y la otra fuente es la persona misma, quién decide qué hacer con lo aprendido.
Otra conclusión relevante es que la educación virtual, es solo una modalidad de enseñanza y aprendizaje, que efectivamente se ha potenciado después de la pandemia de Covid-19, pero no es la única. Lo que si es real, según lo indica la UNESCO (2021), es que la manera en que es utilizada en el proceso de mediación pedagógica, está abriendo brechas importantes en los vínculos afectivos de compañeros/as de aula, relaciones interpersonales, habilidades socioemocionales, afectación en la manifestación de habilidades críticas como trabajo en equipo, entre otras.
A continuación, les dejo con un esquema resumen de lo expuesto en este trabajo: