El poder de la Orientación es reconocido a partir del impacto tan significativo que tiene sobre la vida de las personas, especialmente en nuestro contexto, donde la mayoría de nuestras acciones se desarrollan con niñas, niños y adolescentes en los centros educativos, siendo estos, el espacio de convivencia que junto con los hogares, es donde se generan los mayores vínculos y experiencias de las personas en esta etapa.
En los seres humanos, el proceso de interacción entre la escuela y el hogar, se gesta de manera estrechamente vinculada. Una frase popular, hace alusión a que “para comprender a un estudiante, primero hay que conocer a su familia”, y es que, tal y como lo acota Richardson (1993) cada miembro de la familia desarrolla una personalidad propia, pero no lo hace al vacío, ya que esta se forma en relación con las otras personalidades presentes en su núcleo; en este sentido, resulta determinante reconocer que cada vez que tenemos a un estudiante enfrente, tenemos toda una historia familiar que comprender.
Lo anterior, se traslada a muchas áreas de interés como lo es la académica, en donde muchos estudios incluso, afirman que el éxito académico en la mayoría de los casos, se da a partir del apoyo y el acompañamiento familiar (Assis, 2017 y Ortíz y Moreno, 2015). Aunado a ello, como seres integrales, esto también se traslada a las relaciones que nuestras y nuestros estudiantes conforman y a los problemas y las soluciones que experimentan.
En este momento en particular, con las y los estudiantes llevando procesos de educación a distancia, el papel de la Orientación se debe reforzar hacia el acompañamiento constante, en hacerles ver que ¡aquí estamos!, y que ante las necesidades y los retos que han emergido, podemos seguirles apoyando. Además, nuestra labor también debe ir dimensionada a construir estrategias de impacto para cuando las aulas vuelvan a estar llenas, nuestro servicio esté presente con más fuerza.
Aunado a ello, y teniendo consciencia sobre la diversidad de situaciones que se pueden dar durante la etapa de desarrollo infancia y adolescencia, resulta indispensable que nuestra labor la articulemos hacia la construcción de alianzas de apoyo, respeto, guía e interés con las familias, de tal forma, que se impacte de manera directa el proceso de las personas orientadas.
Como profesionales en Orientación, nuestro compromiso en este sentido debe de ser permanente, por tanto, desde el Colegio de Profesionales en Orientación de Costa Rica, valoramos que para el ejercicio de la profesión, y partiendo de los principios de prevención, desarrollo e intervención social, busquemos cómo generar vínculos entre familias y la institución educativa –así sea a distancia-, y compartamos espacios de reflexión para la atención oportuna de las necesidades que se pueden presentar con nuestra población orientada.
Si dejamos de lado la historia, el contexto, el momento actual y las realidades que forman y acompañan a las personas que tenemos en frente, estaremos limitando el gran soporte que significa la Orientación.
“Quizás estés buscando en las ramas, aquello que sólo aparece en las raíces”
-Rumi.
Licda. Karen Álvarez Alvarado
Orientadora en ejercicio independiente de la profesión
Vocal 1, Junta Directiva Colegio de Profesionales en Orientación
Código 2103
Referencias utilizadas:
Assis, M. (2017). Relação Família-Escola: Educação Dividida Ou Partilhada? [Relación Familia-Escuela: Educación dividida o compartida] International Journal of developmental and educational physicology. 3 (1), 103-113. doi. 0214-9877
Ortiz, M. y Moreno, O. (2015) Estilos parentales: implicaciones sobre el rendimiento académico escolar en alumnos de educación media. Querétaro, México. Universidad Nacional Autónoma de México. Recuperado de: http://cuved.unam.mx/rdipycs/wp-content/uploads/2016/12/293-646-1-Dictamen_2.pdf
Richardson, R. (1993). Vivir feliz en familia. Barcelona, España: Paidós.