Como profesionales en Orientación, a nadie le sorprende que, las recomendaciones en función del bienestar y el auto-cuidado, se derivan de los conocimientos que sustentan nuestra propia disciplina, así es que lo que se sugiere a continuación consiste en aplicar en nosotras y nosotros lo que hemos trabajado como profesionales a lo largo mucho tiempo.
Se ofrecen dos sugerencias para prevenir la otra cara del auto-cuidado, que es el auto-descuido. Una va en la línea de reconocimiento de fortalezas y otra está relacionada con abrir espacios de bienestar.
En lo relativo a las fortalezas, puede ser de utilidad valorar:
- Lo que hemos logrado durante estos largos meses de crisis sanitaria, tanto a nivel personal como profesional.
- Lo que hemos aportado a las personas orientadas.
- Los aprendizajes construidos que aplicaremos en otras circunstancias.
Asimismo, es esencial que nos abramos espacios para:
- Dedicar al menos unos minutos al día a realizar algo que nos aporta placer, relajación, salud y contacto con nosotras mismas o nosotros mismos.
- Buscar apoyo si somos nosotras o nosotros quienes lo necesitamos.
- Alimentar nuestras relaciones interpersonales preciadas.
- Aceptar nuestros límites.
Como se expuso, hemos aplicado lo anterior es recomendable en múltiples adversidades. No obstante, es importante reconocer que la pandemia ha generado una presión particularmente intensa en las personas profesionales en Orientación y campos afines, debido a la magnitud de los problemas económicos de la población orientada y sus familias, así como la afectación de los procesos cotidianos. Esto aunado a que, a nivel personal, también enfrentamos temor, incertidumbre y pérdidas.
Es pertinente recordar la cita de Carl Jung que nos recuerda que “No soy lo que me sucedió, soy lo que elegí ser”.
Magistra. Irma Arguedas Negrini
Docente, Escuela de Orientación y Educación Especial UCR
Código 05