Adrián Solís: un orientador comprometido con las poblaciones de la zona indígena Cabécar

 

Adrián Solís Ceciliano, es un orientador de 30 años, es el quinto de trece hermanas y hermanos. Oriundo de San Isidro del General en Pérez Zeledón, con una amplia trayectoria educativa enfocada en el compromiso con la comunidad indígena Cabécar. Solís, quien se graduó en la Universidad de Costa Rica (UCR) y actualmente es colegiado activo, se ha dedicado desde hace dos años a trabajar como orientador en esta zona ubicada en Chirripó, donde ha encontrado desafíos únicos.

 El padre de Adrián, quien era docente, lo llevó de muy pequeño al baile de los diablitos en el año 2000. Aquel encuentro con una historia y tradiciones impresionantes de la comunidad Boruca, sembraron una semilla para que años más tarde tomara la decisión de trabajar como orientador en territorio indígena.

 “Me emocioné demasiado cuando mi papá me llevó al baile de los diablitos, me impactó la historia y eso fue una pequeña semilla para tomar la decisión de trabajar en territorio Cabécar. Además, la sinfonía del silencio es algo que me renueva todos los días, el no escuchar ningún automóvil es algo maravilloso”, comentó Solís.

 A pesar de los desafíos lingüísticos y culturales que enfrenta al trabajar con una comunidad donde no todos y todas hablan español, Adrián encuentra en cada estudiante un maestro. Aprende diariamente de su cultura, sus tradiciones, técnicas de pesca, caza, entre otras actividades.

 Parte de la labor de Adrián, es abordar junto a un equipo de trabajo los problemas de desamparo y exclusión política; obstáculos que trata de explicarles con la mayor claridad posible. Brindar la semilla de la  esperanza, así como unir esfuerzos para conseguir: útiles, botas, ropa, construcción de aulas, mejoramiento de la institución, etc son cotidianos.

 “Hay una brecha de indigenismo que  afecta a las personas de zonas indígenas, porque no son tomadas en cuenta en algunos aspectos, eso es muy recurrente aquí; además las barreras del lenguaje que  muchas veces juegan en contra. Entonces como profesionales en orientación debemos explicarles que existe una realidad dentro de Chirripó distinta a la de afuera y que hay que contrastar. Este ejercicio de juego espejos es muy necesario por eso las y los apoyamos mucho para que logren disfrutar su vida y el proceso; es una de las barreras con las que más nos enfrentamos a nivel vocacional”, agregó el orientador.

 A pesar de las barreras a las que se enfrentan, Adrián mencionó que se ha avanzado mucho y es un proceso de autodescubrimiento por un tema cultural, pero que es necesario incentivar las lenguas indígenas en las y los estudiantes a nivel nacional como deuda cultural pendiente.

 Finalmente, el colegiado del CPO externó un mensaje a las y los colegas que desean la oportunidad de trabajar en zonas indígenas.

 “Se necesita tener vocación y querer hacer algo distinto. Sabemos que son pocos las y los orientadores que piensan trabajar en estas áreas, por eso es importante conocer a lo que nos vamos a enfrentar y aprovechar los espacios disponibles en los tiempos de contratación”.

 Pensar más allá de los límites, tocar puertas donde es poco habitual es la invitación de Adrián.

 “Los territorios indígenas están para todas las personas pero no todas las personas para territorios  indígenas y ahí hay trabajo por realizar”, adicionó.

 En nombre del Colegio de Profesionales en Orientación, queremos expresar nuestro más sincero reconocimiento y felicitaciones a Adrián Solís por su dedicación y compromiso con la comunidad indígena Cabécar. Su labor como orientador no solo es admirable, sino que también es inspiradora para todos nosotros y nosotras.